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inferiorhumanbein19
Greycel
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- Jun 16, 2024
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Mi vida es solo trabajar en un trabajo mal remunerado. No tengo amigos, literalmente. No tengo vida social ni amigos. No soy atractivo, soy feo, tengo cero habilidades sociales, soy pobre, poco inteligente y torpe.
Las únicas veces que salgo de casa es cuando alguien de mi familia me lo pide, como comprar algo en el supermercado o ayudar a mi mamá, pero generalmente siempre me quedo en mi casa, que ya se está deteriorando.
Con todo esto, digo que no puedo salir de mi casa deprimente, porque tengo mi pequeña esperanza de ver a una chica que me sea atractiva en el metro y hablar con ella, pero nunca llego a nada. Hoy, 9 de febrero, vi a una chica muy atractiva. Parecía de las que usan filtros. Usaba lentes, tenía el cabello castaño ondulado, era delgada normal y blanca. Parecía un ángel. Yo, de por sí, ya me sentía mal al saber que nunca tendré algo con ella. (Como de costumbre)
Ahí, un vagabundo con cara de Bob Marley me tapó y no podía verla. Me frustró. Después, ese tipo se fue y pensé que iba a estar bien.
Pero en la próxima estación vino, justo vino un Chad blanco, alto y de cabello ondulado también. Me sentí mal. Sentía que eso era injusto, no podía pasar esto.
Y ese Chad también salió en la misma estación que ella. Era injusto. El tipo ni me miró ni nada.
Esa no es la única vez que me pasa, ya me pasó dos veces, y se siente mucho la impotencia. Tengo el trauma de que, si viene un Chad al lado de una chica que me parece atractiva, el Chad, con solo su existencia, se la puede ligar. El tipo no habló con ella ni nada. De hecho, la chica se dio vuelta cuando llegó ese Chad para bajar en la próxima estación.
El Chad no tenía una mandíbula definida, pero sí era blanco, delgado, de rostro atractivo y con cabello ondulado. Con eso, me sobrepasa diez mil veces en genética.
Por eso, probablemente no saldré de mi casa. Ir especialmente al transporte público y ver un Chad o una chica atractiva… Ambos me hacen sentir mal y arruinan mi paseo, que supuestamente serviría para sentirme mejor. Ni fuera de mi casa puedo mentirme bien.
No hay escapatoria. Si salgo a la calle, vuelvo y estoy mal. Si me quedo todo el día en casa, siento que no hago nada para mejorar mi situación, igual vuelvo a estar mal.
Las únicas veces que salgo de casa es cuando alguien de mi familia me lo pide, como comprar algo en el supermercado o ayudar a mi mamá, pero generalmente siempre me quedo en mi casa, que ya se está deteriorando.
Con todo esto, digo que no puedo salir de mi casa deprimente, porque tengo mi pequeña esperanza de ver a una chica que me sea atractiva en el metro y hablar con ella, pero nunca llego a nada. Hoy, 9 de febrero, vi a una chica muy atractiva. Parecía de las que usan filtros. Usaba lentes, tenía el cabello castaño ondulado, era delgada normal y blanca. Parecía un ángel. Yo, de por sí, ya me sentía mal al saber que nunca tendré algo con ella. (Como de costumbre)
Ahí, un vagabundo con cara de Bob Marley me tapó y no podía verla. Me frustró. Después, ese tipo se fue y pensé que iba a estar bien.
Pero en la próxima estación vino, justo vino un Chad blanco, alto y de cabello ondulado también. Me sentí mal. Sentía que eso era injusto, no podía pasar esto.
Y ese Chad también salió en la misma estación que ella. Era injusto. El tipo ni me miró ni nada.
Esa no es la única vez que me pasa, ya me pasó dos veces, y se siente mucho la impotencia. Tengo el trauma de que, si viene un Chad al lado de una chica que me parece atractiva, el Chad, con solo su existencia, se la puede ligar. El tipo no habló con ella ni nada. De hecho, la chica se dio vuelta cuando llegó ese Chad para bajar en la próxima estación.
El Chad no tenía una mandíbula definida, pero sí era blanco, delgado, de rostro atractivo y con cabello ondulado. Con eso, me sobrepasa diez mil veces en genética.
Por eso, probablemente no saldré de mi casa. Ir especialmente al transporte público y ver un Chad o una chica atractiva… Ambos me hacen sentir mal y arruinan mi paseo, que supuestamente serviría para sentirme mejor. Ni fuera de mi casa puedo mentirme bien.
No hay escapatoria. Si salgo a la calle, vuelvo y estoy mal. Si me quedo todo el día en casa, siento que no hago nada para mejorar mi situación, igual vuelvo a estar mal.